Rutas del Románico

Ruta Románica de L'Alt Empordà

Ruta románica Monasterio de Sant Pere de Rodes IV

Aquí ya podemos tratar el siglo XII, tras dos centurias en la andadura del Monasterio de Sant Pere de Rodes. Durante este periodo son construidas las fachadas que miran a poniente, por lo que vemos también están almenadas, tal y como corresponde a las construcciones de la Edad Media, tanto en el ámbito eclesiástico como civil, donde los caminos y el propio aislamiento de estos edificios, hacen necesaria la defensa contra los salteadores o los señores de la guerra, a veces poco escrupulosos hacia las posesiones ajenas.



Otro paso importante en Sant Pere de Rodes, es la construcción de su Claustro a expensas del primitivo ya existente, al considerarlo de poca capacidad para las necesidades de los monjes, por lo que aquel es derribado en parte, y cubierto con sus propios deshechos avocando tierras, edificando solapadamente el nuevo Claustro .



El Claustro de Sant Pere de Rodes, levantado en pleno siglo XII, a una posición superior que la iglesia, a unos 3 metros de desnivel, se encontró muy ruinoso, con arcos desaparecidos y piezas de los Capiteles , expoliadas tras el abandono; Por lo tanto su reconstrucción ha sido muy laboriosa, conjuntamente con las galerías laterales.



El Claustro tiene una ligera forma trapezoidal, por lo que sus medidas son: la parte de levante o poniente 9,65 metros y 9,85 metros respectivamente, la parte norte o tramontana 16,50 metros y la del sur o migdia 16,90 metros. En el tramo central del Claustro , aun se conservan piezas rectangulares del enlosado original , así como partes del Brocal de un pozo en mármol del país, típicamente renacentista.



Las galerías del Claustro , cubiertas por vueltas de un cuarto de círculo, siendo alternadas por columnas sencillas y dobles, descansando estas en un Plinto que rodea todo el Claustro , con Arcos de medio punto y otras ligeramente apuntadas, ya que corresponde a diferentes épocas constructivas, donde se puede apreciar un principio del estilo gótico, con los muros que se levantan sobre los aros del Claustro , con material de pizarra bien tallados y del que parten construcciones de los dos pisos superiores, ya avanzado el estilo gótico, pero muy destruidos, y con un seguimiento estilista nada apropiado, sobre el cual no se tuvieron en cuenta la característica gótica, o los subsiguientes al periodo románico.



En total, todo el conjunto del Claustro superior, contiene 44 columnas, 8 pilastras y 4 ángulos de sección cuadrada, todo ello repuestos en forma de reproducciones, tan solo se conservan algunos fragmentos originales de todos ellos, lo mejor preservado se encuentra en la parte de poniente (oeste), y tramontana (norte), como lo son sus muros almenados y Dovelas .



En todo el contorno de las galerías del Claustro , en cuyo conjunto y sobre ellas existen 2 Arcos de medio punto . Anexos a estas galerías se fueron construyendo dependencias, para el desenvolvimiento de la vida normal de los monjes, con evidentes estragos por el tiempo y los reiterados saqueos del Monasterio de Sant Pere de Rodes.



La separación del ala septentrional conecta a la iglesia por una amplia escalera y a un pasadizo de arcos apuntados de estilo gótico primitivo, de donde un tramo transcurre bajo el campanario, deduciéndose ser del mismo periodo que la Basílica . En la parte de levante (este) junto a la galería del claustro se encuentra el Refectorio , hoy día convertido en sala audio visual, para mostrar la distribución de Sant Pere de Rodes. Entre las dos torres, Campanario y defensa, una rampa de acceso hacia el último nivel junto a un amplio arco en su fachada oeste.



Se hace especialmente notar, que a partir del siglo XI, se van sucediendo, en el Monasterio de Sant Pere de Rodes, obras de ampliación, o anexas, en torno al núcleo principal de la iglesia y sus Claustros , con diferentes niveles constructivos, así como la primitiva Cripta , los importantísimos Claustros ya mencionados, el inferior de factura muy rústica y el superior, claramente del románico Carolingio , que en el transcurrir de las centurias, se fue ampliando, y modificando, con tendencias claramente góticas. Por tanto las numerosas dependencias se van sucediendo, suprimiendo o añadiendo elementos, según necesidades de los monjes benedictinos.



No existe en Sant Pere de Rodes, unanimidad en cuanto la utilización de sus estancias, debido en parte y, como dificultad añadida, la gran destrucción y abandono que el monasterio sufrió, ya desde el siglo XVII. Por lo que todo aquel visitante, de la primera mitad del siglo XX y aventurándose en una bonita excursión de montaña topándose en el final del camino con la imponente mole del edificio románico, ante cuya visión por vez primera, pudo contemplar el grandioso edificio, pero que una vez se atrevió a explorar, quedaría descorazonado a medida que iba recorriendo sus instalaciones. Los descarnados y polvorientos pavimentos, innumerables restos de piedras esparcidas por todo el ámbito estructural, ya fueran de columnas, partes de los muros, puertas o ventanas, y la casi total ausencia de los revestimientos tanto de pinturas murales, como la segunda piel de Sant Pere de Rodes, que antaño cubrían las paredes interiores de todas las estancias, con tan solo algún tímido atisbo de mármol, del que no se pudieron apropiar los expoliadores. En fin, y tal como hoy en día diríamos coloquialmente, al visitante se le caía el alma a los pies, aunque pudiera imaginar la magnificencia encerrada en una de las mayores muestras del románico Carolingio , ya que por aquel tiempo tan solo los trabajos más especializados podían divulgar la importancia existente en esta joya de la Edad Media.



Su historiografía empieza a surgir a mediados del siglo XIX, significando la importancia de las ruinas de Sant Pere de Rodes, personajes como L. Ahn, o bien Pau Piferrer, surgiendo infinidad de hipótesis, o planimetrías diversas de otros tantos eruditos, en el intento de ordenar o explicar los supuestos espacios y sus funciones de todos aquellos lugares que los siglos enmudecieron por la ausencia de sus materiales. Por lo que suscitaban teorías y suposiciones contradictorias entre ellos, o rebatiendo contundentes afirmaciones de otros. Por todo ello, muchas de las partes reconstruidas, han sido elaboras en referencia a restos encontrados desperdigados a qui o allá, evidencias también gracias a las numerosas prospecciones arqueológicas realizadas, y todavía en curso actualmente, a fin de reproducir lo más fielmente posible aquello que el tiempo o las gentes ha destruido. Ya que desde principios del siglo XX, se viene realizando una labor trabajosa, para intentar dar al Monasterio de Sant Pere de Rodes un aspecto lo más acertado posible, tal como fue en sus años de esplendor. Para lo cual se dedica un V capítulo, en el intento de reseñar los más importantes, descubiertos, en el interior del monasterio, o bien aquellos elementos dispersos en diferentes lugares del país, o fuera de él.